miércoles, septiembre 06, 2006

Chaleco sublimado

Mi caso: tejedora amateur sublimadora atravesando la crisis de la mediana edad,divorciada, con síndrome del nido vacío y a punto de mudarme.

En plena crisis de los 50, con los "niños" abandonando el hogar y con urgencia de mudarme, decidí ponerme a tejer para sublimar la angustia. Mucha experiencia en tejido no tenía; lo único que había hecho eran bufandas en dos agujas, pero desde mi última bufanda habían pasado ya casi 20 años. Mi vida era un completo caos, pero de todas formas me encaminé al kiosco de revistas a comprar una revista de tejido. Al llegar a casa y mirarla con atención, con la aguja de crochet y la lana en la mano para ir practicando los puntos, me di cuenta que no entendía los diagramas...mucho peor, no entendía la explicación de los puntos! Era tal mi necesidad de desahogar mis penas, y estaba tan mal económicamente que no podía pagar ni un psicólogo, que decidí que la aguja no me iba a intimidar; iba a tejerme algo así dejara la vida en el intento. En las revistas no habia nada para tejedoras de mi nivel...sólo bufandas; pero yo ya tenía bufandas suficientes, resavios de mis años de juventud. Pasé días pensando qué tejer, hasta que al final se me ocurrió algo: un chaleco. Me encantan los chalecos y siempre había querido tejerme uno, ahora había llegado el momento de darle forma a mi sueño. El problema seguía siendo que yo no sabía tejer....a duras penas medio punto y punto vareta... y de dar forma ni que hablar! Se me ocurrió que si tejía tres bufandas por separado(una gruesa y dos más finitas) y después las unía algo podía salir; con esta idea en mente finalmente me puse a tejer. Empezé por la parte de atrás, que era la que me iba a dar la medida de las dos partes de adelante; tuve que tejerla y destejerla muchísimas veces...me saltaba puntos, no hacía suficientes cadenas para subir, picaba en cualquier lado... Al final logré que me quedara una bufanda rectangular bastante decente que me cubría toda la espalda, y en el entretanto ya dos de mis tres hijos se habían mudado y yo todavía no encontraba departamento para mi...pero no me importaba nada, el chaleco se había vuelto mi prioridad. Pasé a la fase 2: la parte de adelante. Ya mis manos se habían acostumbrado a la tarea mecánica y casi tejían solas; incluso de vez en cuando podía espíar la tele sin saltarme puntos. Terminé de tejer las dos bufandas que conformaban la parte delantera un mes y medio después de iniciada la labor, sólo me restaba coser las tres partes y chaleco terminado! No pude con mi ansiedad y pasé toda una noche sin dormir cosiendo el chaleco; dejé tres agujeros: dos para las mangas y uno para la cabeza (el chaleco quedaba abierto en la parte de adelante). Cuando mi hija se levantó a desayunar mi obra estaba lista. Deseosa de ver su cara cuando lo viera y de oír sus comentarios me lo probé...grande fue mi sorpresa cuando me di cuenta que no había calculado un margen para las costuras y el chaleco me quedaba chico!! Mi hija no paraba de reirse y yo no sabía si reirme o llorar...había relegado mi vida durante mes y medio por un chaleco que no iba a poder usar y que me resistía a destejer. Por suerte a mi hija le quedaba perfecto y se lo regalé. Fue lo que usó para viajar cuando se mudó a Brasil. No volví a tejer desde aquel entonces, pero ahora que me mude y ya no hay hijos que atender lo voy a volver a intentar...No es fácil estar sola... hay que sublimar la soledad.

Datos Técnicos: use una aguja de crochet n°4 y una lana semigorda. El patrón es inventado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me paso algo parecido. Tejí un sweater en 2 agujas y me quedo muy justo el cuello, la cabeza no me pasaba. Se lo terminé regalando a mi nietita.